miércoles, 11 de febrero de 2009

Juicios

Dos tablas se interponen,
un hombre las cubre,
vivimos para juzgar
nacimos para castigar,
regamos con lágrimas
al perdon necesitado,
con conciencia
negamos el acto fallido.

Venga mujer u hombre,
de lejos o de tierras
imprevistas,
siempre somos,
jueces de partes,
gozamos la desverguenza,
oprimimos la elocuencia,
matar, robar, mentir,
tres únicos actos
diez leyes justas.

Un profeta, una creencia,
el juicio vino de la pulcritud,
buscando unidad pasiva,
rostro cálido,
agua seca,
enmienda ecos maltratados.

Incierto origen, los otros
que niegan,
con absoluta terquedad
la guía de su río enagenado,
con tantas excusas,
cae en sus manos,
certeras púrpuras noches.

Y dònde estamos nosotros,
los pescadores de pecados,
lo que omitimos sus nombres,
los libres de pensamiento,
de cadenas y prejucios,
no tenemos cabida,
ni en paraiso ni infierno,
simplemente somos,
onduladas olas,perdidas
en la perfidia emotiva,
en la calentadas tardes
sin alba.

En cielo descubierto,
con velas de tardes
lluviosas, condenado
a la despreciada fruta
ácida y porosa,
quedò fumigado
el humano,
y nosotros sin hambre
con sueños fugitivos,
rodeados de vino y circo,
callamos,
andamos,
existimos,
exhalamos.